A
lo largo de la historia el papel de la mujer no fue siempre secundario, aunque algunas personas piensen lo contrario. Hubo
muchas mujeres importantes en la historia de la humanidad y sin ellas, nuestro
mundo no sería tal y como lo conocemos hoy en día.
En
la antigüedad ya había féminas que dejaron su huella como Hipatia de Alejandría,
famosa filósofa, matemática y astrónoma, a quien mataron por no pensar como el
resto; o la reina Cleopatra, la cual evitó que Egipto
fuera absorbido por otros y contribuyó a su expansión con diferentes alianzas
económicas. También hubo mujeres a quienes se las usa de escusa para
establecer una guerra, ese es el caso de Helena de Troya o de la reina Dido.
Asimismo hubo mujeres a quienes se
las considera heroínas como Juana de Arco, que asumió el mando del ejército
galo en varias batallas durante el reinado de Carlos VII.
Otras hicieron importantes
descubrimientos, como Marie Curie, pionera en el estudio de la radiactividad y
que obtuvo dos premios Nobel (Física y Química); o Gertrude B. Elion, quien, con sus medicamentos, permitió que se llevaran
a cabo trasplantes de órganos.
Por otra parte, las hubo que
destacaron por sus actos como Emmeline Pankhurst, líder del movimiento
sufragista que permitió conseguir el voto de las mujeres en Inglaterra; o ClaraCampoamor, quien defendió e impulsó el sufragio
femenino en España.
En la política también destacamos,
por ejemplo, a Benazir Bhutto, la primera
que ocupó el cargo de primer ministro de un país musulmán (dirigió Pakistán en
dos ocasiones), y que fue asesinada en plena campaña política. Aquí, en España,
también hubo mujeres políticas como Dolores Ibárruri, o más conocida como ``la
Pasionaria´´, histórica dirigente del Partido Comunista y que a su
lucha política unió la lucha por los derechos de las mujeres.
Aun
así, en pleno siglo XXI, la mujer no se encuentra en igualdad con el hombre. Es una lástima, la verdad, y hay que vivir con ello, pero el simple hecho de
luchar en su contra e intentar sacar a la luz la discriminación ya supone que algunas
personas te tachen de ``feminazi´´, adjetivo que conlleva una gran acusación,
y de la cual quiero pensar que no se dan cuenta.
¿Defender
tus derechos ya conlleva ser extremista? Esta pregunta se repite
constantemente, y esas personas siempre contestan lo mismo, "sí". Hay que aclarar
que hay una gran diferencia en lo que defendemos y lo que se creen que hacemos.
Nosotras defendemos la IGUALDAD entre hombres y mujeres; en cambio, se piensan
que nuestra intención es elevarnos sobre los hombres, es decir, que las mujeres
somos superiores.
La
sociedad de hoy en día presume de tener los mejores móviles, ordenadores, consolas;
vestirnos de diferentes estilos, todos muy modernos por supuesto; nuestros
complementos también son cosmopolitas; y, cómo no podía ser de otra manera, nuestra mentalidad es muy liberal, ya que aceptamos todo a nuestro alrededor y no ponemos
etiquetas ni tenemos prejuicios. Eso es
mentira: nuestra fachada es el reflejo del siglo XXI, pero en realidad, en el
momento en el que se rascan algunas de ellas, quiero enfatizar la palabra
"alguna", te das cuenta de que detrás de esa máscara se esconde una mentalidad machista y arcaica; y
no lo digo sin conocimientos, ya que lo he vivido en mis propias carnes. Ese es
el problema, querer aparentar una cosa que no se es y desgraciadamente en este
país hay muchas personas así.
Por
suerte, no todo el mundo es así: la gran mayoría tiene la mentalidad abierta,
cree en la igualdad y respeta al sexo contrario. La pena es que estas
maravillas de personas son a veces tapadas por la sombra de esas personas que
yo llamo ``viejóvenes’’, ya que su mentalidad pertenece a muchos años atrás.
Hay
un refrán que dice ``a palabras necias, oídos sordos´´, pero llega un momento
que no se puede aguantar, y una explota. Una no aguanta el clásico ``algo
haría´´; no aguanta los salarios más bajos por el simple hecho de que en tu DNI
traiga un F en lugar de una M; no aguanta los chistes ni los comentarios
machistas. Y no se aguantan las mentalidades arcaicas y viejunas de estas personas.
En conclusión, la vida no es de color de rosa, ni de
color azul, no hay extremos ni discriminaciones. La sociedad debe aceptar la
igualdad porque si no, este país no llegará a progresar. Quiero recalcar de nuevo
que son la minoría quienes que se comportan de esta forma, y que la gran
mayoría por suerte tienen la mentalidad del siglo XXI. La mujer lleva muchos
años luchando por su libertad y mujeres como Emma Watson o Meryl Streep no se
muerden la lengua a la hora de defender nuestros derechos. Ya es hora de
aceptar que todas las personas somos
iguales.
Paloma Labajos Pérez.
4º de ESO.
Felicidades Paloma. Muy buen texto,continente y contenido.
ResponderEliminarBlanca