domingo, 12 de mayo de 2019

LA MUJER Y LA MINA: EL CARBÓN EN FEMENINO PLURAL

Gracias al calendario sobre la mujer 2019, editado por el Montepío de la Minería, han venido Elisa y Conchi al IES El Batán para contarnos el trabajo de las mujeres en la mina. 



Esta charla empezó con tres vídeos. El primero era una secuencia de fotos en la cual salían mujeres limpiando y descargando carbón, en faldas o con vestidos porque a principios del s. XX era muy difícil ver a una mujer con mono de faena.



El segundo vídeo fue una entrevista que le hicieron a Amor Suárez, quien se reconoció de niña en una de las fotografías del calendario editado por el Montepío. Comenzó en la minería con tan solo 14 años, en "Tetuán". No le pagaban nada sino que el carbón que conseguía lo vendía y ese dinero se lo daba a su madre para el sostenimiento de la familia. Después pasó a “El Villar”, donde ya le pagaban un poco; seguía trabajando también en casa, en la huerta y atendiendo a los animales. Las mujeres estaban todas solteras y trabajaban muy duro: se levantaban a las 5 o 6 de la mañana para ir a trabajar, todos los días menos los domingos: separaban la pizarra del carbón, cargaban los vagones de grancilla; eran lampisteras, carboneras… Pero aún así se les llamaba “las del mientras tanto” pues pensaban que ese trabajo era para hombres y ellas lo realizaban “mientras tanto”.



El tercer vídeo era un informativo de 1996, año en el que las mujeres pudieron entrar en el exterior de la mina. En él opinaban algunos hombres y mujeres sobre este hecho: “En vez de meter 10 mujeres mineras, que metan a 10 hombres que están parados por la calle”, “Ellas pueden dedicarse a la limpieza de baños pero no a la mina”…

A principios del s. XX, de 35 000 mineros y solo 1065 eran mineras.

En 1817, el Gobierno había prohibido que las mujeres trabajaran en la mina pero en 1992, el Tribunal Constitucional quitó esa ley.

          
Después de ver los vídeos, Concepción Rodríguez, Conchi, nos habló sobre su propia experiencia. Desde muy pequeña, destacó por su actitud luchadora: a los 12 años descubrió que en el centro donde estudiaba ella tenía que pagar por ser hija de inmigrante (su padre, minero desde los 14 años, era portugués). Se quejó por esta situación y así consiguió acabar el Bachiller gratis.

Empezó a trabajar con 16 años en la Unión General de Trabajadores (UGT).

Concepción Rodríguez
En 1985, decidió mandar solicitud para entrar a trabajar en Hunosa y ahí  comenzó a ver las graves discriminaciones con el género femenino: tenía que superar unas pruebas, llamadas el reconocimiento; las pasó aunque no pudo entrar a trabajar y se puso en contacto con Carlota Bustelo, la primera directora del Instituto de la Mujer, y la abogada Lucía Ruano (actualmente jueza en Toledo). Volvió a intentarlo pero volvieron a rechazarla. Finalmente, en 1992, gracias a mucho esfuerzo y lucha, entró a la mina junto a más mujeres. En ese momento, fueron abucheadas, insultadas e incluso apedreadas. Muchos hombres se quejaban de que les quitaban el puesto de trabajo.

El primer día le dieron a Conchi una escoba para barrer, algo que no le hizo mucha gracia, pero con el paso del tiempo, se dieron cuenta de que era una fantástica trabajadora y la dejaron entrar al pozo. Pero le pagaban menos que a sus compañeros por lo que denunció a la empresa.

A pesar de que ya en la Constitución venía recogido que no podía existir discriminación por sexo, no será hasta el año 2016 cuando Hunosa firme el contrato de igualdad.

Nos gustó mucho esta charla ya que no pensábamos que las mujeres no podían trabajar en la mina. Pero lo consiguieron porque se esforzaron mucho. Todo esto nos ha enseñado que la igualdad se busca desde hace mucho tiempo y que, aunque ya hayamos avanzado, tenemos que seguir luchando por nuestros derechos como ellas lo hicieron.



Matías Andrés Chacana.

Paula Flores García.

Jimena González Díaz.

Sergio Osorio Fernández.



2º de ESO




Un momento de la charla

Página del libro de dedicatorias de la exposición

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