sábado, 27 de mayo de 2017

PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO A TRAVÉS DEL TRABAJO SOBRE EL MITO DEL AMOR ROMÁNTICO


Laura Viñuela (Espora Consultoría de Género) impartió, a lo largo del curso 2016-17, este taller, dirigido al alumnado de 1º de la ESO, y en colaboración con la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Mieres.

En la primera sesión, el alumnado definió el amor para inmediatamente diferenciarlo en dos columnas, “bueno” y “malo”. En la columna del “amor bueno”, surgieron conceptos como cariño, respeto, besos, abrazos, caricias, mimos, felicidad; estar con tu media naranja, con tu alma gemela; o amor eterno. En la columna del “amor malo”: pelearse, discutir, crisis, engaño, infidelidad, te obliga a hacer cosas que no quieres u hostias (a veces).

Durante la elaboración de las dos columnas, aparecieron términos que, al final, el alumnado colocó en una intermedia entre el amor bueno y el amor malo: enamorarse de alguien que no te corresponde, casarse, tener hijos/as o conocer a la familia de tu pareja.

Posteriormente se plantearon distintos tipos de amor: de pareja, a la mascota, a la familia, a las amistades, los/las profes, el amor parental o fraternal… El alumnado consideró que todos ellos eran buenos, pero que podrían ser incompatibles entre sí.

Por último, y en parejas, crearon una historia de amor ideal que debían acompañar del título de una canción que conocieran y consideraran que fuera su banda sonora.



En la segunda sesión, se comentaron esas historias. Como título, triunfaba mayoritariamente Amor a primera vista. El lugar ideal para vivir una historia de amor romántico: París, un parque, o un parque de París. El encuentro de la pareja se producía de forma fortuita: chocaban o a alguien se le caía algo y la otra persona lo recogía. En cuanto a la banda sonora, eligieron mayoritariamente Titanic.

Como podéis comprobar, historias llenas de estereotipos, es decir, ideas generales que tenemos sobre algo y las damos por válidas; por ejemplo: las chicas son delicadas (y, sin embargo, un alumno comentó que en una película una chica era boxeadora) o no saben defenderse. A la pregunta de dónde habían oído esos comentarios, el alumnado contestó que en: la televisión (en concreto, “Sálvame”), la familia, el colegio, youtube o gente famosa como Belén Esteban.

A continuación, Laura proyectó dos imágenes para explicar los estereotipos y en ellas el alumnado debía decir cuántas patas tenía ese elefante, o cuántos ojos y bocas tenía esa chica. De este modo, se comprobó cómo funcionan los estereotipos: si encaja la idea (o imagen) previa que tenemos sobre algo, nos reafirma: las mujeres son débiles; si encuentro una que no (como ese elefante o esa cara), nos desencaja. Si constantemente nos imponen el estereotipo, nos obligan a cumplirlo aunque no creamos en él. Sin embargo, en este grupo de 1º de la ESO se comprobó cómo el alumnado rompía con los estereotipos, ya que: un alumno declaró que había ido a ballet; otro, a zumba; y un último compañero indicó cómo en su equipo de fútbol tenían una portera. Sin embargo, un chico dijo que en su equipo de hockey solo había una chica (aunque la selección femenina de este deporte ha sido cinco veces campeona del mundo).

Para finalizar esta sesión, vimos el vídeo del tema musical más conocido de Titanic.



En la tercera sesión, Laura Viñuela planteó el siguiente interrogante: El amor, ¿se piensa o se siente? Pascal lo sintetizó en una de sus más famosas sentencias: El corazón tiene razones que la razón no entiende. Es decir, amor y razón se plantean como dos conceptos distintos, incluso opuestos.
A continuación, se analizó en detalle la canción principal de la película Titanic, la más elegida anteriormente por el alumnado como modelo de amor. Se llegó a la conclusión de que la finalidad de esa música era intensificar la idea del amor como sentimiento y no como pensamiento.

Seguidamente, el alumnado relacionó las ideas básicas del amor romántico con el argumento de la película:

- El amor todo lo puede.

En Titanic, la enorme diferencia social y económica que existía entre la pareja protagonista.

- Está predestinado, u otras expresiones como estaba escrito, sabían que se iban a encontrar, era el destino…

- El amor requiere entrega total.

En Titanic, cuando el barco se hunde, tienen preferencia para subir a los botes salvavidas las mujeres, y las niñas y niños de primera clase. Sin embargo, ella abandona el bote para seguir al lado de él, y finalmente el chico decide que sea la chica quien se salve.

- El amor conlleva exclusividad.

No puedes estar con otra persona pues tienes que centrarte únicamente en la relación amorosa, solo dos.



La mayor parte del grupo de 1º A confesó creer en el destino. Y entonces, ¿cómo sabemos que es esa y no otra persona la que el destino coloca en nuestras vidas? Y de nuevo surgen los tópicos: un flechazo, amor a primera vista…

Si unimos el concepto del destino con el amor, nos lleva a expresiones como somos tal para cual o la media naranja. Por lo tanto, según el amor romántico, si no encuentras a tu otra mitad, no serías una persona completa.



Laura Viñuela inició la cuarta sesión preguntando qué sucede si el amor se acaba, ¿debe derivar en asesinato? La respuesta del alumnado fue un “no” rotundo. Sin embargo, en solo 48 horas habían sido asesinadas cinco mujeres.

Laura dividió la clase en tres grupos a los que entregó una historia inacabada (dos de ellas eran comunes). La actividad consistía en finalizar ese relato e indicar cómo se sentirían los personajes y cómo se vería desde fuera de la pareja (amistades, familia…).

En la primera historia, Ana y Óscar habían decidido ir al cine. Cuando ella ya estaba preparada, él la llama para decirle que se va con sus amigos al fútbol.

Esta narración la trabajaron dos grupos y sus respuestas fueron las siguientes:

- en ambos, los finales fueron similares: Ana, aunque molesta, es comprensiva y le dice a Óscar que se vaya al fútbol; ella saldrá con sus amigas.

- Con respecto a lo que sentirían los personajes: felicidad, para un grupo; sin embargo, en otro se indicó que él sí sería feliz pero ella se sentiría molesta.

- Desde fuera de la pareja, se vería bien para un grupo, pero el otro señaló que a ella se la valoraría mucho más que a él.

Laura Viñuela mostró su asombro ante estas respuestas pues, aunque está impartiendo este mismo taller en todos los institutos de Mieres, era la primera vez que observaba este tipo de reacciones ya que generalmente el alumnado de 1º de ESO contestaba que Ana se enfadaba tanto que Óscar decidía no ir al fútbol; o sí se iba, y ella se quedaba enfadada en casa.



En la segunda historia propuesta, María y Antonio son pareja. Un día, ella ve a un antiguo novio a quien saluda con un par de besos y con el que charla un buen rato. Él, mientras tanto, contempla la escena desde lejos con su grupo de amigos.

      Para el alumnado, este relato finaliza con discusión entre la pareja, pero sin violencia física,  porque él es muy celoso. Pero no hay ninguna razón objetiva para sentir esos celos puesto que María ya no está con su antiguo novio y sí con Antonio. ¿Se puede entonces finalizar una relación y mantener la amistad? Unánimemente el alumnado contestó de forma afirmativa, pero también señalaba que, desde fuera, se veía normal la reacción de Antonio.

¿De dónde proceden los celos? Del miedo, tenemos miedo de que nos dejen. ¿Y cómo podemos asegurarnos de que nuestra pareja no se sentirá atraída por otra persona? De ninguna manera. Entonces, ¿qué soluciones hay? Poniendo límites, no; siendo extremadamente complaciente, tampoco. Si los celos son tan intensos que nos llevan a sentirnos mal con nuestra pareja, lo mejor es dejar esa relación en la que estamos sufriendo.



En la quinta sesión, se trató el tema de la violencia de género. Laura Viñuela planteó una pregunta inicial: ¿Cómo asegurarnos de que nuestra pareja no se enamore de otra persona? Y el alumnado de 1º de ESO contestó lo siguiente:

- Confiando en ella.

- Amándola.

- Controlando su wasap.

- Preguntándole cada cinco minutos con quién ha estado.

- Espiándola, siguiéndola cuando salga de casa, poniéndole un micro para escuchar lo que habla.

- Llenando todo su tiempo.

- Encerrándola en casa.

- Regalándole cosas para que no se vaya con otro.

- No dejándola ir con otras personas.

- Quitándole las ruedas del coche.

De todas estas respuestas, el alumnado consideró que eran positivas las dos primeras, pero que solo una de la totalidad podría asegurarnos que la persona a quien queremos no pudiera enamorarse de nadie más: encerrándola en casa. Pero con eso tampoco podríamos controlar sus sentimientos y lo que sí nos aseguraría sería que dejara de querernos.

A continuación, Laura indicó que la violencia hacia las mujeres no solamente es física sino que también puede ser: psicológica, verbal, social, sexual, económica (control del dinero) o hacia terceras personas a quien la mujer quiere (y aquí recordó el caso del padre que asesinó a su hija de un año tirándose con ella por una ventana del hospital de La Paz; lo último que le dijo a su mujer fue: Te voy a dar donde más te duele).

La violencia de género se manifiesta en todas las clases sociales y en todas las franjas de edad. En la adolescencia suele ser, sobre todo, psicológica pues se da el control total: el maltratador ocupa todo el tiempo y todo el espacio, aislando paulatinamente a la chica; por eso, cuando ella puede llegar a ser consciente de su situación, se encuentra tan sola que no tiene a quién acudir. De ahí que en estas edades sean fundamentales las amistades pues ellas pueden percibir, mucho antes que la propia víctima, situaciones de maltrato: la chica deja de salir con sus amistades o no contesta a sus wasaps para estar constantemente con su pareja; en todas las fotos que sube a las redes sociales (Instagram, Facebook…), empezando por la de perfil, aparece él y “desaparecen” sus amistades o su familia…

Este último hecho que Laura Viñuela comentó nos lleva a recomendaros muy vivamente el visionado de Diana en la red, un cortometraje producido por el Ayuntamiento de Madrid, dentro del Programa de Prevención de la Violencia de Género en el ámbito educativo. Diana y Rocky son una pareja que va al instituto e inician su amor colocando un candado en un puente. Paulatinamente él irá controlando su forma de vestir y también la irá aislando de sus amistades y de todo aquello que le gusta. A través del Facebook de Diana, vemos esa peligrosa transformación.

Esta historia nos puede llevar a la reflexión y, sobre todo, a la prevención. Si te ves reconocida en ella, coméntalo con tu familia, con tus amistades o, si no te atreves, llama al 016, teléfono gratuito de consulta que funciona las 24 horas del día, todos los días; la llamada no queda registrada en la factura.



     La penúltima sesión del taller fue impartida por Lola Cancio, quien analizó los primeros peldaños que conforman la llamada escalera de la violencia porque (se supone) el alumnado de estas edades no ascendería más.

En principio, nos encontramos con un chico que empieza controlando a la chica con quien mantiene una relación: quiere saber constantemente dónde está, limita gradualmente la relación con sus amigas, le dice cómo debe vestir, pide la contraseña de sus redes sociales (Instagram, Facebook…), la controla continuamente a través del móvil…

En un segundo peldaño, el chico aísla a la chica, la separa emocionalmente de su familia y físicamente también de sus amistades. Asimismo, ella va dejando de practicar sus aficiones (deporte, música…) para estar todo el tiempo con él.

En un tercer peldaño, el chico chantajea emocionalmente a la chica y esta se culpa de la situación.

En el siguiente peldaño, se producen agresiones sexuales bajo un falso consentimiento.

En cada uno de estos peldaños que conforman la escalera de la violencia se genera el llamado ciclo o círculo de la violencia de género: hay una fase de acumulación de la tensión (discusiones, enfados…); cuando esta se sobrepasa, se llega a la fase de explosión (insultos, gritos…); viene entonces el arrepentimiento por parte del maltratador en la llamada fase de luna de miel. Este círculo se vuelve a repetir y se acaba convirtiendo en una espiral ya que la fase de luna de miel se va empequeñeciendo y, sin embargo, crece la fase de explosión.

En muchas ocasiones, socialmente se reprocha a las adolescentes o mujeres maltratadas que no salgan de esa relación sin entender que un maltratador nunca se presenta, en principio, como tal sino que va manifestándolo paulatinamente, subiendo cada uno de los peldaños de la escalera de la violencia que hemos comentado. Lola Cancio lo expresó gráficamente con el ejemplo de la rana viva a la que, si metemos en una olla hirviendo, saltará; es decir, si una adolescente o mujer sabe que el chico o el hombre con el que inicia una relación va a maltratarla, evidentemente “saltará”, se alejará de esa persona. Sin embargo, si metemos una rana viva en una olla a temperatura ambiente y vamos subiendo el fuego poco a poco, no saldrá de ella pues no percibirá el peligro en el que se encuentra; eso mismo sucede con chicas o mujeres maltratadas quienes no son conscientes, o ya no tienen recursos, para salir de ese tipo de relaciones. Por eso, es muy importante que las personas que estamos alrededor de estas adolescentes prestemos atención a esas señales que caracterizan cada uno de los peldaños de esa escalera de la violencia que hemos comentado.

        Insistimos en que el 016 es un teléfono fundamental. En él podemos realizar todo tipo de consultas en relación con la violencia de género, y no solo las adolescentes o mujeres maltratadas sino cualquier persona que estemos a su alrededor. 


 En la última sesión, se realizó un recordatorio de las anteriores, y el alumnado cubrió un cuestionario de evaluación sobre el taller, y creó un cartel contra la violencia de género.



Elena Vázquez Martínez,
profesora de Lengua castellana y Literatura.
           


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