sábado, 15 de noviembre de 2014

TESTIMONIOS

El 4% de las adolescentes entre 14 y 19 años han sido agredidas por el chico con el que salen o salían. Casi una de cada cuatro confiesa que su novio o exnovio las controla hasta el punto de querer saber con quién hablan o cómo visten.

Un 25% de las chicas dice que su novio o exnovio la controla a través del teléfono.


Cristina: Empezó poco a poco. Tirones de pelo alguna vez, empujones... Una tarde que estábamos en un parque se enfadó y empezó a pegarme puñetazos en los brazos y en la tripa. Luego se puso a llorar. Me asusté tanto... Y me sentí tan mal por verle así que.... El día de esa agresión Cristina, que hoy acaba de cumplir la mayoría de edad, tenía 15 años y llevaba seis meses saliendo con ese chico, de 16. Al principio todo era “mágico”. El resto del mundo no existía. Pero gesto a gesto él la absorbió. Y la anuló mucho antes de levantarle la mano. Poco después, en una fiesta, una amiga vio como él le agarraba del pelo y le gritaba. Estaba histérico y mi amiga se asustó. Me dijo que el tío era un bestia y que tenía que dejarle. En verdad no era nada comparado con otras veces y algo le conté; pero nunca hablamos de maltrato. Para mí, lo mío era otra cosa. Violencia de género es lo que les pasa a las mujeres mayores, casadas, adultas. Así pensaba yo. 


En un año, de 2011 a 2012, los procesos judiciales por violencia machista en adolescentes se han incrementado un 30%. Han pasado de 473 a 632, según la Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2013.


Alicia empezó a salir con su primer novio a los 14 años, cuando él tenía 16. Recuerda que se sentía tremendamente enamorada y que, aunque casi desde el principio él tenía enormes arrebatos de celos, no lo vio mal. Me sentía incluso halagada. Lo tomaba como si fuera mi caballero andante que estaba celoso porque me quería mucho. Cuenta que por aquel entonces su vida era él. Se escapaba de casa para verle, faltaba a clase. Con las semanas y los meses esos arrebatos de celos, que acababan en discusiones e insultos, dieron paso a los empujones, los escupitajos. Estuvieron juntos cinco años, hasta que ella cumplió 19. Los episodios de violencia se sucedían. Pero él me pedía perdón y yo le disculpaba... Incluso me llegaba a sentir culpable por haberle provocado, por haber hecho que se alterara de esa forma... Yo le amaba... O al menos eso creía. Una noche, a la salida de una discoteca, él le dio una paliza. La emprendió a patadas con la chica, le rompió una pierna y le provocó una lesión en el cuello. Una amiga me llevó al hospital, me escayolaron y me tuvieron que poner un collarín. Cuando llegó a casa y le contó a su madre la verdad, la mujer sufrió una conmoción. No sabía nada. Él era mi vida y al inicio pensé que los celos probaban su amor.


Según un informe de 2010 sobre violencia de género en adolescentes, el 33.5% de los chicos, y el 29.3% de las chicas consideran que los celos son una expresión del amor. O que para tener una buena relación de pareja es deseable que la mujer evite llevar la contraria al hombre, como piensan el 12,2% de ellos y el 5,8% de ellas.


Elena Vázquez Martínez,
profesora de Lengua castellana y Literatura.




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