Con la mano el niño Tomás
hacía fuerza para que nadie abriese la puerta de la alacena a la que había
corrido a refugiarse. “Es muy importante no verles cuando te dejen los regalos
porque se pueden enfadar mucho”. Por más advertencias que sus padres le habían
hecho respecto a esa noche, nunca imaginó que fuera a tener tanto miedo. Sintió
el ruido de la puerta cuando iba al baño. No tenía tiempo de volver a la cama,
así que se escondió rápido en la alacena pequeña de la cocina. Luego comenzaron
los golpes. Ellos debían estar cansados de repartir regalos, porque sonaba como
si tropezaran con todo. No hablaban, pero por los pasos debían ser tres o
cuatro, quizás, pensó el niño, estaban con alguno de sus ayudantes. Fue solo al
escuchar las voces de sus padres, y más tarde, con el grito de su madre, cuando
pensó que sentía más miedo del que imaginaba.
Tarde,
mucho más tarde, cuando el niño Tomás ya no hacía fuerza con la mano para que
nadie abriese la puerta de la alacena a la que había corrido a refugiarse, más
tarde, cuando su mano la sujetaba ya una vecina llorosa, que le besaba la
cabeza y muchas personas se movían con cara de preocupación, sin apenas querer
mirarle; entonces vio salir de la casa dos regalos muy grandes, envueltos en un
papel brillante. Y pensó que los Reyes Magos no se andaban con bromas.
Actividades:
1.- ¿Por qué se refugia Tomás en la alacena?
2.- No estaba en su cama porque quería:
a) ver a los Reyes Magos.
b) ir al baño.
c) ir a la cocina.
3.- Qué escucha Tomás desde la alacena.
4.- Tomás siente:
a) excitación.
b) nervios.
c) miedo.
5.- Tomás ha estado escondido:
a) mucho tiempo.
b) poco tiempo.
6.- ¿Qué serán esos dos regalos muy grandes envueltos en papel brillante?
7.- ¿Qué crees que ha sucedido? Intenta reconstruir
la escena que Tomás no ha visto.
Elena Vázquez Martínez,
profesora de Lengua castellana y Literatura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario