miércoles, 27 de abril de 2016

NURIA VARELA: EL FEMINISMO, ESE GRAN DESCONOCIDO

Charla de Nuria Varela, en el Ateneo de Turón, dentro de los actos del Día de la Mujer 2016.

¿Qué es el Feminismo? La igualdad de mujeres y hombres, no la supremacía de las mujeres sobre los hombres. Ya lo decía Mary Wollstonecraft: "Las mujeres no deseamos tener poder sobre los hombres, sino sobre nosotras mismas."
Para Victoria Sau, "el Feminismo es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del s. XVIII, y que supone la forma de conciencia de las mujeres como grupo humano de la opresión, dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones, en el seno del patriarcado, bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que ello requiera."
La Primera Ola del Feminismo empieza en la Ilustración con la Revolución francesa, aunque para Amelia Valcárcel, "el Feminismo es un hijo no querido de la Ilustración." En los Cuadernos de Quejas, que no se tuvieron en cuenta cuando se reunieron los Estados Generales, se recogen los testimonios de la mujeres del s. XVIII: derecho a la educación (vigente todavía hoy en día con el caso de Malala), la abolición de la prostitución y de los malos tratos, los derechos matrimoniales y con respecto a los hijos, y los derechos económicos.
Dos mujeres destacan el s. XVIII: Olympia de Gouges y Mary Wollstonecraft.
Olympe de Gouges escribió, en 1790, un año después de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, La declaración de los derechos de las mujeres, en la que reivindica todos los derechos de ciudadanía también para ellas: por ejemplo, tener tanto derecho a subir a la tribuna como al cadalso... Olympia de Gouges nunca subió a la tribuna, pero sí al cadalso.
Mary Wollstonecraft escribió Vindicación de los derechos de las mujeres, y en su dedicatoria dice: "Abogo por mi sexo, y no por mí misma. Desde hace tiempo, he considerado la independencia como la gran bendición de la vida, la base de toda virtud." Por primera vez, Mary Wollstonecraft llamó "privilegio" al poder que los hombres ejercían sobre las mujeres. Fue una avanzada a su tiempo pues ya en sus escritos subyace la idea de "género", lo que en el s. XX Simone de Beauvoir definió con una expresión ya clásica: "No se nace mujer, se llega a serlo." También planteaba la idea de la discriminación positiva.
Ante todas esas reclamaciones, el poder masculino reaccionó con saña y, en 1793, las mujeres son excluídas de todos los derechos políticos, se ordenó que se disolvieran todos los clubes femeninos y se prohibió la presencia de más de cinco mujeres juntas en la calle. Poco después, se promulgó el Código napoleónico que dejaba sin derechos civiles y políticos a todas las mujeres.


La Segunda Ola del Feminismo se inicia con el sufragismo (absolutamente recomendable la película Sufragistas). En él, la reforma de Lutero jugó un papel esencial: la libertad de cada persona para interpretar las Sagradas Escrituras supuso que las mujeres aprendieran a leer y, por lo tanto, que bajara muchísimo el analfabetismo de las mujeres, a quien la reforma de Lutero también animaba a hablar en público dentro de su comunidad.
Las sufragistas norteamericanas nacen en el seno de la lucha contra la esclavitud. En Londres, en 1840, se celebró el Congreso Antiesclavista mundial, al que asistieron cuatro mujeres dentro de la delegación norteamericana; sin embargo, no las dejaron participar y tuvieron que seguir el Congreso detrás de unas cortinas. Cuando volvieron a los Estados Unidos, ya eran conscientes de que no solo debían luchar contra la esclavitud, sino también por ellas mismas.
En 1848, tras publicar un anuncio en los periódicos convocando "a los hombres y a las mujeres de bien", se reúnen alrededor de 300 personas en una capilla metodista de Seneca Falls, un pueblo cercano a Nueva York. Después de dos días, redactan la Declaración de Sentimientos, que se convirtió en uno de los primeros programas políticos feministas. De todas formas, en Estados Unidos, la mujer no conseguiría el derecho al voto hasta el año 1920. Previamente, el Partido Republicano había aprobado una enmienda en la que se concedía el voto a los esclavos y se negaba expresamente el voto a las mujeres. De todas las que estaban reunidas en Seneca Falls solo una llegó a ejercerlo.
En Inglaterra también se consiguió el voto tras la I Guerra Mundial... después de 2588 peticiones presentadas en el Parlamento.
El movimiento sufragista aportó a la democracia la palabra "solidaridad", frente a "fraternidad", ya que esta deriva de "frater", es decir, "hermano". También aportó a la democracia los métodos de lucha pacíficos: las manifestaciones, los panfletos, las huelgas de hambre, los encadenamientos, interrumpir a los oradores...
En la historia del Feminismo destaca un hombre, John Stuart Mill, el marido de Harriet Taylor. Juntos escribieron el Ensayo sobre el matrimonio y el divorcio. Cuando por fin decidieron casarse, él escribió una carta renunciando expresamente a los privilegios que el hombre tenía sobre la mujer dentro del matrimonio... toda una carta de amor: “Estando a punto –si tengo la dicha de obtener su consentimiento–, de entrar en relación de matrimonio con la única mujer con la que, de las que he conocido, podría haber yo entrado en ese estado; y siendo todo el carácter de la relación matrimonial tal y como la ley establece, algo que tanto ella como yo conscientemente desaprobamos, entre otras razones porque la ley confiere sobre una de las partes contratantes poder legal y control sobre la persona, la propiedad y la libertad de acción de la otra parte, sin tener en cuenta los deseos y la voluntad de ésta, yo, careciendo de los medios para despojarme legalmente a mí mismo de esos poderes odiosos, siento que es mi deber hacer que conste mi protesta formal contra la actual ley del matrimonio en lo concerniente al conferimiento de dichos poderes; y prometo solemnemente no hacer nunca uso de ellos en ningún caso o bajo ninguna circunstancia. Y en la eventualidad de que llegara a realizarse el matrimonio entre Mrs. Taylor y yo, declaro que es mi voluntad e intención, así como la condición del enlace entre nosotros, el que ella retenga en todo respecto la misma absoluta libertad de acción y la libertad de disponer de sí misma y de todo lo que pertenece o pueda pertenecer en algún momento a ella, como si tal matrimonio no hubiera tenido lugar. Y de manera absoluta renuncio y repudio toda pretensión de haber adquirido cualesquiera derechos por virtud de dicho matrimonio”.
A partir de aquí aparece el movimiento de las mujeres esclavas liberadas, que encabezó Sojourner Truth. En la Convención de Akron (Ohio), celebrada en 1851, pronunció su discurso ¿No soy yo una mujer? en el que cuestiona la femineidad tradicional.


A finales del s. XIX y principios del XX, aparecen las mujeres obreras y, con ellas, las feministas marxistas. Destaca Flora Tristán, quien consideraba que "todas las desgracias del mundo vienen del desprecio hacia las mujeres". Ella misma indicó: "Tengo al mundo entero en contra mía: a los hombres, porque exijo la emancipación de las mujeres; a los propietarios, porque exijo la emancipación de los asalariados". Flora Tristán defiende la abolición de la esclavitud y es de las primeras personas que denuncia la situación de las prisiones o de los prostíbulos.
Clara Zetnik crea la Conferencia Internacional de Mujeres.
Aleksandra Kolontái considera que la revolución necesaria es la de la mujer nueva y no se puede aplazar su emancipación: esa mujer debe ser independiente económicamente, pero también psicológica y sentimentalmente.
Heidi Hartmann, en su obra Feminismo y marxismo, un matrimonio mal avenido, señala que Marx y Engels describen la opresión de la mujer como una explotación económica, pero no explican el otro sistema de dominación, el patriarcado, la dominación de los hombres sobre las mujeres.
Las mujeres de la Tercera Ola del Feminismo son universitarias y ya han nacido con el derecho al voto y a la educación conquistados. La filósofa Simone de Beauvoir inicia esta Tercera Ola con El segundo sexo. Para Celia Amorós, "todo el Feminismo del s. XX son notas a pie de página" de esta obra fundamental. En ella, Simone de Beauvoir se pregunta qué significa ser mujer y da respuesta a esa cuestión desde todas las ciencias, con lo que inaugura el carácter interdisciplinar del Feminismo. Una de sus ideas básicas es el androcentrismo, cómo los hombres se han colocado en el centro de todo, y consideran a la mujer "lo otro", "lo distinto", sin que exista una relación recíproca. Otra idea fundamental, derivada de la anterior, es la heterodesignación: la prohibición expresa hacia las mujeres de estudiar, de crear, que ha dado lugar a que sean descritas por los hombres, sin que las mujeres pueden explicarse a sí mismas.
La Tercera Ola del Feminismo empieza después de la II Guerra Mundial. Aunque Hitler había sido vencido, las tres Ks alemanas (en español, las tres Cs: casa, calceta y cocina) se imponen, lo que Betty Friedan llama la mística de la feminidad (esta situación se refleja muy bien en la película Las horas). Betty Friedan representa el Feminismo liberal y, para ella, hay que pasar a la acción y dejarse de palabras, de discursos.



Feminismo para principiantes, texto de Nuria Varela e ilustraciones de Antonia Santolaya. En el programa Ellas pueden (Radio 5).



Elena Vázquez Martínez,
profesora de Lengua castellana y Literatura.

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